31 may 2012

Inteligencia emocional

Por: Pakki Segura


La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos y la habilidad para manejarlos. Todos conocemos gente que no son brillantes académicamente ni tienen estudios superiores, pero triunfan en cualquier ámbito de la vida. Son fundamentalmente personas que saben relacionarse, cogen lo mejor de cada persona, aprenden, y se superan día a día.


Te dejo estas tres pautas para que puedas desarrollar tu inteligencia emocional.
-Aprende a conciliar
Una característica de tener una inteligencia emocional alta es saber manejar las relaciones interpersonales, crear un clima de confianza y comodidad en los que nos rodean, crear sensación de bienestar.
-Escucha
Una persona que escucha, se pone enseguida en la piel de los demás, entiende sus sentimientos y problemas, genera confianza y se convierte en líder de su grupo.
-Controla tus emociones
Cuando somos capaces de controlar nuestras emociones, podemos volvernos más creativos a la hora de resolver problemas y conflictos, tratamos de ser más imparciales a la hora de enfrentarnos a ellos.
Procura seguir estos consejos, estarás más cerca de ser un líder.


Fuente: http://www.laflecha.net/articulos/curiosidades/inteligencia-emocional?_xm=newsletter

26 may 2012

Una guerra de papel: las diez mejores novelas sobre la Guerra de Malvinas

Por: Patricia Rodón 

Te recomendamos una decena de buenas novelas sobre este conflicto. En ellas, los autores revisan desde la autocrítica, la deconstrucción del megarrelato patriótico y la recuperación de la memoria personal los momentos, personajes y escenarios de una guerra de papel.


“Si las guerras tuviesen una causa justa, no habría guerra”, escribe León Tolstoi en La guerra y la paz. Y, probablemente, la producción literaria acerca de los conflictos bélicos no sería tan polémica, dolorosa y catártica.

A pesar de que la idea generalizada de los argentinos es que este enfrentamiento fue “justo”, nuestra literatura sobre la Guerra de Malvinas es escasa y poco leída tal vez por la sensibilidad que este tema y esta “causa” despiertan en nosotros a partir del trauma de la pérdida de miles de vidas, del fracaso político y militar y de la fragilidad institucional que dejó al descubierto ante nosotros y ante el mundo. La Guerra de Malvinas fue traumática y su literatura es una fuente de minucioso desasosiego.

Te recomendamos una decena de buenas novelas escritas durante y después de la Guerra de Malvinas. En ellas, los autores revisan desde la autocrítica, desde la deconstrucción del megarrelato patriótico y desde la recuperación de la memoria personal los momentos, personajes y escenarios de una guerra de papel.

Los pichiciegos, de Rodolfo Fogwill. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1983.
Los pichiciegos narra la historia de un grupo de soldados argentinos que, tras la construcción de un refugio subterráneo, desertan, en plena Guerra de Malvinas (entre abril y junio de 1982), para crear una comunidad con sus propias leyes. Todo girará entonces en torno a sus necesidades básicas: comer, mantenerse calientes, ver en la oscuridad, no ser descubiertos. Para ello traficarán tanto con su propio bando como con el de los ingleses.

Escrita en medio del conflicto bélico y terminada poco antes de que finalizara la contienda, con un lenguaje de una precisión por momentos escalofriante, Fogwill reconstruye, con las mejores armas de la ficción, una versión a contramano de lo ocurrido en las islas que no es pacifista, que no adhiere a ningún nacionalismo fácil, que no condesciende a forma alguna de paternalismo o de piedad y que se limita a imaginar los submundos de una guerra que encuentra en Los pichiciegos la manera más exacta de mostrarse.

Fogwill señalaba que escribió la novela, de espaldas a la guerra: “Al escribirla estaba lejos del autor cualquier preocupación sobre el acontecimiento. Como decía por entonces, estaba escribiendo sólo acerca de mí, de la revolución, la contrarrevolución, el amor, el comercio, la democracia que sobrevendría”.

A sus plantas rendido un león, de Osvaldo Soriano. Buenos Aires, Sudamericana, 1986.
Como explica el autor en la nota introductoria, el título es un verso de la versión antigua del Himno Nacional Argentino: el león que “se rinde” es el Reino Unido, derrotado en las fracasadas invasiones inglesas de 1806 y 1807. La novela cuenta la historia de un cónsul argentino en Bongwusti, un remoto país de África, que libra su propia batalla contra Inglaterra. La acción transcurre en 1982, en plena guerra de Malvinas. Al mismo tiempo, en Europa nace una conspiración para convertir a Bongwusti en una República socialista. Otro argentino participa en ella y ambos compatriotas, junto a otros inolvidables revolucionarios, configuran una trama delirante.

"Al final me salió una novela de aventuras políticas en África, ambientada en plana guerra de las Malvinas. El personaje central es un cónsul argentino que se empieza a preguntar qué haría el general San Martín en su lugar. Es el primero de mis libros con verdaderos personajes femeninos y tiene, además, un grupo de locos africanos que quieren hacer una revolución del desorden. El país lo inventé y no tiene ni mar: es la miseria total. Lo único que tiene es un lago con una islita enfrente, donde está el prostíbulo. A ese país sin futuro le traspuse la realidad argentina. Y la idea que seguimos teniendo de África como el fin del mundo se une con ese otro fin del mundo que son las Malvinas".

Siempre alegórico, en esta novela de Soriano no hay combatientes, la guerra se contempla desde lejos, los héroes se construyen lejos del campo de batalla, mientras libran, a su vez, otras batallas.

Iluminados por el fuego, de Edgardo Esteban. Buenos Aires, Sudamericana, 1993.

Edgardo Esteban recuerda los días que pasó combatiendo en la Guerra de Malvinas y su particular mirada sobre los acontecimientos vividos en las islas por soldados que en pleno invierno se tuvieron que enfrentar a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, el británico. El libro ofrece el testimonio de un soldado a quien le tocó integrar el bando de los que matan: Edgardo Esteban, ciudadano argentino que hizo el servicio militar obligatorio, recuerda en detalle los hechos que comenzaron el 2 de abril de 1982, a la vez que da pie para que otros personajes relaten su historia. Cuenta así el combate librado en el interior de cada uno a través de una narración en donde se mezclan las aventuras con la tragedia de la guerra de Malvinas. 

Iluminados por el fuego narra los recuerdos de Esteban Leguizamón, un hombre de 40 años que cuando se produjo la guerra tenía 18. Tras el intento de suicidio de uno de sus ex compañeros se sumerge en los recuerdos de la guerra que compartió con otros dos muchachos: Vargas, el suicida, y Juan, muerto en combate. En ellos aparece el horror de la guerra pero también las historias de amistad y compañerismo y la inmersión lenta y gradual en el corazón de la muerte.


Como dice Edgardo Esteban: "Iluminados por el fuego no es simplemente mi testimonio de una guerra en la que nunca soñé estar, ni la muerte que tanto esperé, ni el dolor que tanto me torturó, ni el miedo que no me dejaba crecer, ni la indiferencia que padecimos después, ni la marginación que aún continúa, ni el silencio prudente que me aconsejaron guardar, ni la posguerra que no nos supo entender, puesto que ninguna de esas cosas me hizo perder el amor a la vida".

Las islas, de Carlos Gamerro. Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 1999.
Buenos Aires, 1992. Un inesperado llamado altera definitivamente la vida del hacker y ex combatiente de Malvinas Felipe Félix. El magnate Fausto Támerlan lo ha elegido para buscar los nombres de los testigos de un crimen cometido por su hijo. Para ello, Félix deberá ingresar en los archivos de la Side y burlar su sistema de seguridad. Allí lo espera una aterradora revelación: diez años después, la guerra continúa. Militares y ex combatientes planean la recuperación de las Islas. La búsqueda lanzará al protagonista a un delirante derrotero por la cambiante y frenética Buenos Aires de los noventa y por sus recuerdos de la guerra, sobreimprimiendo el pasado traumático al perturbador presente. La ciudad entera se convierte así en una serie de pantallas en las que se repiten los juegos de guerra.

Relato de ciencia ficción, narración bélica, diario de viaje, cuento de hadas, la novela de Gamerro es un thriller alucinante, saturado de tecnología, que al incluir todas las versiones sobre Malvinas construye una trama de significaciones que llenan el molde vacío de las islas.

Concebida como un policial negro, en su primera y ya canónica novela, Carlos Gamerro propone una aguda re¬flexión sobre los modos de la memoria y el entramado de discursos que constituyen el imaginario nacional, a través de una de las escrituras más lúcidas y excesivas de su generación y de la literatura argentina.


Kelper, de Raúl Vieytres. Buenos Aires, Aguilar, 1999.
Gélido sábado por la noche. Un argie ingresa furtivamente en las Falkland en secreta misión de paz. Los Kelpers, que recuerdan airados la invasión argentina del ´82, deciden tomar cartas en el asunto sin dar parte a los soldados. El intruso es capturado, golpeado y arrastrado hasta el sótano de la taberna de Pete Holligray, líder del mercado negro y dueño de un frecuentado prostíbulo de Port Stanley. Sus matones no logran sacarle palabra y Holligray, frustrado, encomienda el cadáver a Len Bresley. Éste será el que terminará con la visita del Príncipe Carlos.

¿Cuál es la delgada frontera que separa a un héroe de un asesino?, se pregunta Bresley, acaso el más radical exponente de la población Kelper: un estanciero que cuida de sus ovejas y su familia y que se refugia en el alcohol y los ocasionales servicios de una prostituta filipina para huir de la monotonía; un defensor acérrimo del capitalismo inglés convencido de que el reclamo argentino es completamente absurdo. ¿En función de qué? ¿De las malditas descientas millas marinas? ¡Gran Bretaña queda mucho más cerca de Francia que las Falkland de la Argentina, pero a ningún francés se le ocurriría reclamar la soberanía de Inglaterra!

Provador, Raúl Vieytes revela la otra cara posible de una guerra que quizá nunca ha terminado, ¿o alguien sabe realmente qué ha sucedido y sucede en las islas?


Los viajes del Penélope. La historia del barco más viejo de la Guerra de Malvinas, de Roberto Herrscher. Buenos Aires, Tusquets, 2007.

En Los viajes del Penélope. La historia del barco más viejo de la Guerra de Malvinas, el periodista argentino Roberto Herrscher logra un atractivo relato sobre nuestro vínculo con la islas y los kelpers.

En una buena mezcla de pasaje autobiográfico, historia argentina y tradición literaria de aventuras marinas, el periodista Roberto Herrscher logra en Los viajes del Penélope. La historia del barco más viejo de la Guerra de Malvinas un atractivo relato que no sólo informa sino que invita a repasar muchos aspectos de nuestra larga y conflictiva relación con las Islas Malvinas y los kelpers.

Organizada en tres bien pensadas partes, la investigación sobre Los viajes del Penélope -recientemente editada por Tusquets- cuenta cómo el propio Herrscher (Buenos Aires, 1962), con 19 años, haciendo el servicio militar, es enviado a Malvinas para combatir en el conflicto de 1982. Es asignado a la goleta "Penélope", decomisada a sus dueños malvinenses, junto con seis oficiales de la Marina Argentina. En el "barquito", como lo llama, vive uno de los meses más intensos de su vida. Más de veinte años después los siete marineros se reencuentran y remontan uno a uno los recuerdos personales de su guerra y de su "barquito". Sin golpes bajos, Herrscher, en primera persona, cuenta los pormenores de los largos diálogos mantenidos con sus compañeros, que traducen cómo fue la guerra de Malvinas para cada uno de ellos y qué fue de esa tripulación una vez terminado el conflicto.

Luego se concentra en la investigación de la historia de la goleta y para ello viaja a Malvinas. Sirviéndose de todas las herramientas del periodismo -testimonios orales, documentos escritos, entrevistas, ilustraciones, mapas- reconstruye la vida completa del "Penélope", bautizado como "Feuerland" (Tierra del Fuego) por el aventurero alemán que lo mandó a construir en 1927 en un astillero del Mar del Norte.

La vida de los sucesivos dueños del "Feuerland" (Gunter Plüschow, un héroe de la Primera Guerra Mundial; John Hamilton, un criador de ovejas escocés, y Bernd Buchner, un soñador marinero alemán) y de sus numerosos y entrañables capitanes y tripulaciones, le van dando espesor, aventura y una presencia imponente a la pequeña goleta a lo largo de sus extraños 80 años de vida en los lejanos mares del Sur argentino y su reciente retorno al puerto de donde salió en el año 1927. Herrscher compone un relato lleno de matices en el que aporta una nueva mirada sobre la Guerra de Malvinas, los desafíos de los pioneros que hicieron del Sur argentino su casa, y sobre todo, ilustra con buena prosa los detalles de la vida doméstica de los kelpers y de su versión de la guerra del '82.

Los viajes del Penélope reconstruye no sólo los 80 años del "barquito", sino buena parte de la apasionante historia de las Islas Malvinas.

Una puta mierda, de Patricio Pron. Buenos Aires, Cuenco de Plata, 2007.
Un joven de nacionalidad difusa comienza su historia en medio de un caótico bombardeo enemigo. El lugar se parece a las islas Malvinas, aunque en clave de delirio desmadrado. La sorpresiva suspensión de una bomba en caída sobre la cabeza del narrador y de sus compañeros soldados, una narración en la que los ataques, heridas y muertes de la guerra cobran vida siempre fuera del realismo.

"La sospecha y la incertidumbre son los temas principales de mi generación literaria. Un día alguien escribirá las otras cosas de la guerra de Malvinas de las que yo nada digo aquí: las maestras que nos mentían, los padres asustados que nos mentían, la prensa imbécil que nos mentía. Quien lo haga, en particular si es de mi edad, sabrá que aquella guerra fue para nosotros una victoria secreta porque trajo a nuestras vidas la mentira y la sospecha, que son las únicas herramientas  de un escritor", escribe Pron.
 
Contra los discursos patrióticos, contra la exaltación todavía vigente de la guerra de Malvinas como gesta y pérdida nacional Patricio Pron carga contra las mentiras colectivas perpetuadas por la ausencia de espíritu crítico.

Una puta mierda arma una delirante historia con el sustrato de las precarias bravuconadas nacionalistas y otros discursos afirmativos sobre la guerra de Malvinas. Su ritmo imparable y su predilección por lo excesivo generan, a veces, cierta saturación en la lectura, pero el relato sostiene eficazmente su apuesta estética y alcanza con ello una representación novedosa de ese momento histórico.


La balsa de Malvina, de Fabiana Daversa. Buenos Aires, Suma de Letras, 2012.
La novela de Daversa parte de la búsqueda de la hija de un excombatiente de la guerra del Atlántico Sur por reafirmar su identidad, a través de un viaje siguiendo las huellas de Darwin que culminará en las islas Malvinas, donde se ensambla su historia y la del país.

‘‘El tema de las Malvinas es muy doloroso y siempre es abordado desde lo bélico, desde lo histórico, le faltaba esa parte humana de los relatos de personas que han vivido la historia de una manera más indirecta’’, afirma la autora.
Si bien la protagonista de nombre Malvina se educó escuchando música en inglés, admirando las teorías de Darwin y medio enamorada de la impronta del siglo XIX, llevaba consigo el peso de la experiencia paterna en la guerra.

‘‘En la formación de la identidad argentina el tema de las islas es muy importante porque la usurpación se remonta a 1833, al igual que el punto de vista emocional de los que heredamos esto, porque aunque soy brasileña, mi mamá y mi abuela eran argentinas y yo opté por vivir acá hace más de 20 años’’, subraya Daversa.

La historia de Malvina, de profesión paleontóloga, está ligada a la enfermedad de su padre que nunca pudo superar el dolor de la guerra, a esto se suma la reciente muerte de su amigo Tomás a raíz de un cáncer, quien le ha dejado un diario imaginario sobre ese viaje al sur, soñado por los dos. Llevando consigo esa bitácora, Malvina emprende el camino por cada uno de los lugares descriptos por Tomás como si realmente hubiera esta allí, y esa guía darwiniana le servirá para profundizar su búsqueda interior y el anhelo por conocer el escenario de la guerra. 

Trasfondo, de Patricia Ratto. Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2012.
Trasfondo es una ficción basada en una historia real, la de la campaña del submarino ARA San Luis en el conflicto armado de Malvinas, en 1982. Treinta cinco hombres, treinta y nueve días de patrulla y ochocientas sesenta y cuatro horas de inmersión en el Atlántico Sur, sin ver el océano ni el cielo ni el sol. En condiciones precarias frente a los despliegues del enemigo, con desperfectos en un motor y en la computadora, con torpedos que además funcionaban defectuosamente, y en total soledad, trataron de cumplir su misión, enfrentándose cuerpo a cuerpo con la fuerza de tareas enemiga.

Si bien Trasfondo se instala claramente en el campo de la ficción literaria, para la escritura de esta novela la autora entrevistó a catorce de los tripulantes del submarino ARA San Luis, a algunos de ellos en más de una oportunidad. Esa investigación se completó con la lectura de crónicas periodísticas, la visita al Museo de Submarinos de Mar del Plata y al submarino ARA Salta-gemelo del San Luis- que continúa operando en la Fuerza de Submarinos. 

Ratto trabaja las diversas acepciones del término trasfondo para abordar una novela sobre la Guerra de Malvinas en la que nada resultó tan verdadero como lo oculto, lo irreal, la falsificación, el engaño, la ficción, el trasfondo.


"Trasfondo una perfecta novela de guerra", sentencia Martín Kohan. "Perfecta en la dosificación de la acción y la inacción, perfecta en la narración de lo más difícil de narrar, que es la espera. Trasfondo es una novela de guerra y una novela de espera, contada por los sumergidos en un submarino de combate".

Las otras islas. Antología. Buenos Aires, Alfaguara, 2012. 

Marcelo Birmajer,  Liliana Bodoc, Pablo De Santis, Juan Forn, Inés Garland, Pablo Ramos, Eduardo Sacheri, Patricia Suárez y Esteban Valentino escriben excelentes cuentos y relatos sobre Malvinas. 

 La Guerra de Malvinas se desarrolló a lo largo de poco más de dos meses pero el conflicto bélico marcaría para siempre a varias generaciones de argentinos, y muy especialmente a los miles de jóvenes que se vieron por primera vez con un fusil en la mano.

Los relatos aquí reunidos dan cuenta de los sueños y esperanzas que quedaron truncados para siempre, de la experiencia crucial que dejó ese contacto directo con la muerte, y de las cicatrices de una sociedad que todavía no ha podido enfrentarse con sus propios fantasmas.
Estos nueve cuentos, como las piezas de un rompecabezas, recuperan escenas de la vida cotidiana de jóvenes anónimos que formaron parte de un tiempo marcado por la violencia y la irracionalidad. Una antología que evoca a través de la ficción la Guerra de Malvinas, uno de los episodios más dramáticos de la historia argentina.

Edgardo Esteban, ex combatiente y periodista, recuerda en el prólogo: “Lo que no nos puede pasar como argentinos es olvidar. Una sociedad jamás será justa si no tiene memoria, y esa es una batalla que exige una tarea cotidiana”.

Nota: indicamos la fecha de la primera edición de las novelas, muchas de las cuales han tenido numerosas reediciones.


El peligro de las Cabinas de Internet



Las cabinas de Internet han sido el trampolín de muchos emprendedores y al mismo tiempo, contribuyen para que miles de personas puedan acceder a Internet. Sin embargo, en los últimos años se ha incrementado el nivel de riesgo para los usuarios de cabinas. Por un lado están los peligros a los que están expuestos los niños, y por otro, programas espías instalados por personas malintencionadas. "Laboratorio Virus" realizó una investigación entre enero y abril de este año en distintas cabinas de Lima Metropolitana para conocer los peligros existentes en algunos locales, obteniendo cifras preocupantes.

Se visitó 52 cabinas de internet, de las cuales se revisaron 4 computadoras por establecimiento, dando un universo de 208 computadoras:

• 66 computadoras tenían instalados un software espía (capturador de teclas).
• 12 cabinas tenían instalado un software de control Remoto y vigilancia que tiene la posibilidad de espiar remotamente en modo streaming.
• 124 computadoras tenían instalado un antivirus, de las cuales solo 52 máquinas tenían el antivirus operando adecuadamente; el resto de equipos tenían antivirus corruptos o danaños..
• 193 computadoras estaban infectadas con algún tipo de troyano, a pesar que tener un Antivirus.

Un gran número de computadoras estaban infectadas con algún tipo de software espía. El 32% de las máquinas tenían algún programa para capturar las pulsaciones del teclado y el movimiento de mouse. Un 93% de ordenadores infectados con algún programa malicioso, la gran mayoría troyanos -que al ser analizados- pertenecían a redes 'Botnet' que pueden ser utilizadas para espiar. Es decir, estos programas pueden capturar todo lo que uno escribe para luego enviar la información a un servidor externo. Finalmente, el 23% de las cabinas tiene instalado algún software de "control remoto" para supervisar a sus clientes, existiendo el problema de poder espiarlos. "Esto nos indica que actualmente muchas cabinas de internet representan un peligro, en donde se pone en riesgo la seguridad de nuestros datos", señala Mario Chilo, Gerente de Seguridad de TI de Laboratorio Virus.

Los programas espías pueden ser instalados por miembros de la cabina, clientes malintencionados o delincuentes informáticos que buscan capturar información. "Una persona con ciertos conocimientos de cómputo puede ingresar fácilmente a una cabina e instalar un software espía y nadie se daría cuenta; ya que estos programas utilizan técnicas avanzadas para ocultarse. Las empresas tampoco se escapan de este problema, al no ser detectados por algunos antivirus, es bastante común encontrar en muchas computadoras esta clase de programas", manifiesta Mario Chilo.

Se ha debatido si las municipalidades deberían supervisar que estos establecimientos cuenten con "filtros informáticos" de protección al menor. Pero al no existir un ente que certifique que las computadoras de los locales no tengan instalado "software malicioso", se vuelve complicado crear una estrategia técnica para el problema. En consecuencia, muchas cabinas representan un peligro a la información de los usuarios. Finalmente, se recomienda NO ingresar información confidencial o financiera en cabinas de internet, no colocar la misma clave a todas tus cuentas y tratar de cambiarlas con frecuencia. 

Proteger las máquinas:
Los dueños de cabinas de Internet pueden instalar en las computadoras buenos antivirus y soluciones como: Anti Keylogger Shield, una aplicación gratuita que bloqueará a los programas espías, también está KeyScrambler, una herramienta que funciona con el "Navegador Web", lo que hará es encriptar la información que se digita en el teclado, de esa manera el programa espía solo capturará el mensaje encriptado. Otra opción es SpyShelter STOP-LOGGER (versión gratuita). Luego de limpiar tus máquinas pegar un cartel que indique a los clientes que su información no corre peligro.


También en el hogar:
Muchas computadoras de los hogares limeños también tienen instalados estos programas maliciosos, a veces sin que el usuario lo perciba, así podemos encontrar software espía instalados por algún familiar para espiar a las personas que utilizaban el ordenador. Entre 2011 y 2012, se realizó una investigación en donde se analizó 154 computadoras del hogar, el 16% estaban infectadas con algún tipo de software de vigilancia (Keylogger, Remote Access, etc.). Mientras que un 85% de equipos a pesar de contar con un Antivirus, se encontraban infectadas con Malwares (Gusanos, troyanos, virus espías).


24 may 2012

Los mensajes de texto estimulan la franqueza, revela estudio


Según un estudio de la Universidad de Michigan, los SMS permiten obtener respuestas francas a preguntas delicadas.



El intercambio de mensajes de textos de teléfono móvil es una buena manera de obtener respuestas francas a las preguntas delicadas, según un estudio de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) divulgado este jueves. "Los resultados preliminares indican que la gente es más propensa a revelar información delicada por vía de mensajes de textos que en las conversaciones con voz", explicó en un comunicado Fred Conrad, director del Programa de Metodología de Encuestas en el Instituto de Investigación Social (ISR) de la Universidad de Michigan.
El hallazgo ha sido una sorpresa para los investigadores "ya que muchas personas creían que el envío de mensajes de texto disminuiría las probabilidades de revelar información delicada". Los expertos creían que al crear un "registro visual" las personas desconfiarían puesto que sus respuestas pueden ser vistas en su teléfono por otras personas. Sin embargo, "creemos que la gente da respuestas más precisas vía texto porque no existe la presión de tiempo, que sí existe en las entrevistas telefónicas", señaló Conrad.
Los expertos llegaron a la conclusión de que las personas pueden tardar un poco más en responder al mensaje pero llegan a respuestas más sinceras. Conrad llevó a cabo el estudio junto con Michael Schober, profesor de psicología y decano en la Nueva Escuela de Investigación Social de Nueva York y un equipo multidisciplinar que incluyó psicólogos, psicolingüistas, analistas de encuesta e informáticos, y colaboradores de la compañía telefónica AT&T.
Para el estudio los investigadores reclutaron unos 600 usuarios de iPhone a los que entrevistaron por teléfono y vía texto y analizaron factores como si las preguntas las hacía un entrevistador humano o a través de mensajes grabados, o si el encuestado estaba solo o en presencia de otras personas, entre otros. Los participantes respondieron a preguntas como cuánto ejercicio hacían semanalmente, cuánto alcohol han consumido en el último mes y los expertos confirmaron que contestaron con mayor exactitud por mensaje de texto que de viva voz.
Schober y Conrad explican que realizaron este estudio para analizar los cambios en los patrones de comunicación y su impacto en la industria, ya que aproximadamente uno de cada cinco hogares en Estados Unidos usa solamente teléfono móvil y ya no tiene teléfonos de línea. Esto implica que más personas usan los mensajes de texto como forma de comunicarse, una práctica que se ha extendido sobre todo entre adolescentes y veinteañeros, aunque es algo común entre todos los grupos de edad.
El estudio, adelantado por la Universidad de Michigan, se presentará esta semana en la reunión anual de la Asociación estadounidense de Investigación de la Opinión Pública, que se celebrará entre el 17 y el 20 de mayo en Orlando (Florida).

Fuente: http://vos.lavoz.com.ar/tecnologia/mensajes-texto-estimulan-franqueza-revela-estudio

Derechos de los lectores en la era del libro electrónico


Shiyali Ramamrita Ranganathan (1892-1972) fue un matemático que se ganó el título del Padre de la Biblioteconomía en la India, su país natal, por su contribución a los sistemas de clasificación al desarrollar el sistema de clasificación facetada; sin embargo, lo que le valió el reconocimiento a nivel internacional fue la elaboración en 1931 de sus famosas Cinco Leyes de la Bibliotecología:
  1. Los libros son para usarse
  2. A cada lector su libro
  3. A cada libro su lector
  4. Hay que ahorrar tiempo al lector
  5. La biblioteca es un organismo en crecimiento
Quizá Ranganathan nunca imaginó la repercusión de estas 5 máximas para el mundo de la bibliotecología que a más de ocho décadas de distancia siguen teniendo un gran valor. Lo que definitivamente nunca pudo predecir fue la “revolución” y evolución que estaría viviendo el mundo del libro con el auge del libro electrónico y donde estas leyes siguen tan vigentes aunque el formato cambie.

A pesar de la vigencia de las 5 Leyes de la Bibliotecología, la naturaleza del libro electrónico y los retos que debe de enfrentar hacen necesaria una reformulación y adaptación a los nuevos tiempos, al nuevo formato y a las amenazas que se ciernen sobre él, por ejemplo, los DRMs, la baja calidad en el diseño editorial y en la corrección de estilo, a quién pertenece el libro realmente, entre otras.

Ante estos tiempos que corren y los retos tanto de lectores como del libro electrónicos, muchos expertos en la materia se han aventurado a formular nuevas leyes y máximas que se adapten y satisfagan las necesidades actuales tanto de los lectores como de los contenidos, veamos algunas de ellas:
Los derechos del lector de acuerdo con Mike Cane:
  1. El derecho a una portada digna.
  2. El derecho a un índice (con enlaces a cada capítulo).
  3. El derecho a una maquetación correcta.
  4. El derecho a la posibilidad de subrayar pasajes en el libro.
  5. El derecho a marcar páginas.
  6. El derecho a copiar.
  7. El derecho a ilustraciones legibles.
  8. El derecho a la corrección tipográfica.
  9. El derecho a una pantalla libre de anuncios.
Del lado de nuestro idioma, encontramos a Javier Celaya y José Antonio Vázquez que en mayo de 2010 formularon un dodecálogo del lector digital en donde sobresalen temas como la privacidad del lector, la propiedad del libro y la posibilidad de leerlo en la plataforma que mejor convenga al lector (e-reader, computadora, teléfono inteligente, en la nube, etc.), la portabilidad de los datos y otros que también se mencionan en los derechos de Cane.

La bibliotecaria Alicia Sellie, de la mano de Matthew Goins, ambos preocupados por las barreras que representan los DRM elaboraron también su Declaración de Derechos de los Libros Digitales, mismos que han quedado asentados en la web ReadersBillofRights.Info:
  1. Capacidad para retener, almacenar y transferir los libros adquiridos
  2. Capacidad de crear una copia en papel del libro electrónico.
  3. Los libros electrónicos deben estar en un formato abierto (para que pueda leerse por ejemplo en una computadora y no en un solo dispositivo)
  4. Capacidad para elección del hardware para acceder a los libros (por ejemplo, en 3 años, cuando el dispositivo ya no sirva, que todavía se pueda leer en otro hardware)
  5. La información del lector debe ser privada (los datos sobre cómo, cuándo y qué leemos no serán almacenados, vendidos o comercializados).
En el blog de Kobo hace tiempo se publicó también un listado sobre derechos del lector (actualmente el link no está disponible):
  1. Derecho a bajar los libros al dispositivo.
  2. Derecho a subir libros en el dispositivo.
  3. Derecho a conservar su biblioteca.
  4. Derecho a la libertad de movimiento.
  5. DRM solo cuando es necesario, pero no innecesarios DRM.
No deja de ser curioso que Kobo al ser un distribuidor de libros electrónicos y no un lector, no sea tan contundente en el tema del DRM, no se cuáles serían los casos específicos en los que un libro requiere de DRM y mucho menos queda claro a lo que ellos llamen DRM innecesarios. En fin, queda claro que son unos derechos de los lectores pensados por alguien que vende y no el que consume.

Como podemos notar, las principales preocupaciones se centran en la privacidad del lector y la comercialización de su comportamiento lector, otro tema no menos importante tiene que ver con el DRM y las barreras que éste representa y el reto que puede representar el constante cambio de formatos y dispositivos. Los derechos del lector es un tema que preocupa y debe seguir ocupando tanto a los lectores como a escritores, editores y distribuidores de contenido si se pretende que la lectura en pantalla satisfaga las necesidades de todos y se convierta en una verdadera opción al momento de leer.

Visto en: Col-biblio-pba

21 may 2012

El caso de los que se resisten a Facebook

A pesar de sus 900 millones de usuarios, un nutrido grupo no quiere saber nada con sumarse a la red social. ¿Cuáles son las razones de la resistencia?



Fenómeno extraño este de Facebook, que tiene 900 millones de personas que revisan sus cuentas al menos una vez por mes y muchas más que no quieren saber nada con esa red social. Una inusitada cantidad de gente ha decidido no incursionar en el portal porque dice que se siente bien sin reanudar el contacto con viejas amistades que a menudo reaparecen cuando uno incursiona en esa red. "Estoy en contacto con toda la gente con la que quiero estar en contacto", afirmó MaLi Arwood. "No necesito compartir trivialidades con gente con la que tal vez estuve en contacto seis meses hace 12 años". A pesar de la resistencia de gente como Arwood, Facebook es una empresa que ha tenido un éxito fenomenal.
Fundada en el 2004 por Mark Zuckerberg en su habitación de la Universidad de Harvard, tiene 901 millones de usuarios en la actualidad, según la empresa, y un gran potencial de crecimiento, sobre todo en los países menos desarrollados. Pero mientras la empresa no logre atrapar al grueso de la población, no habrá hecho realidad todo su potencial y será como un servicio postal que entrega cartas solo de un lado de la calle. La red no será tan útil como podría serlo y atraerá menos publicidad.
Lee Rainie, director del Pew Internet & American Life Project, dice que los nuevos canales de comunicación --desde el teléfono hasta la radio, la televisión y las computadoras personales-- siempre encuentran resistencia de parte de la población. "Es algo difícil de entender porque la gente tiene distintos tipos de relación con lo demás dependiendo del medio que empleen", manifestó Rainie. "Pero ya hemos pasado por esto. A medida que surgen nuevos medios de comunicación, siempre hay un período de adaptación".
Len Kleinrock, de 77 años, dice que Facebook es bueno para sus nietos, pero no para él. "No quiero más distracciones", afirmó.
"Ya me abruman con los correos electrónicos. Mis amigos y colegas saben cómo contactarse conmigo. No quiero otro servicio que me sentiré obligado a revisar con frecuencia". Kleinrock asegura que lo suyo no es una resistencia a la tecnología. Después de todo, se podría decir que es el primer usuario de la internet, pues integró el equipo de la Universidad de California que inventó ese instrumento.
"Siento como que ya pasé por eso, que no necesito conectarme con más grupos sociales. Ya bastante problemas tengo manteniéndome al día con mis grupos actuales", expresó. Thomas Chin, de 35 años y quien trabaja en una firma de publicidad de Nueva York, admite que tal vez no esté al tanto de lo que están haciendo los amigos de los amigos de sus amigos, pero sostiene que no necesita de Facebook para estar en contacto con su familia y amigos cercanos. "Si decidimos hacer algo, no necesitamos de Facebook para organizarnos", declaró. Hay gente que no se une a la red porque no tiene computadora o acceso a la internet, le preocupa su privacidad o simplemente no le gusta la red.
En Estados Unidos, las personas sin estudios universitarios o de bajos ingresos son menos proclives a abrir cuentas, según una encuesta de AP-CNBC. La misma consulta indicó que tres de cada cuatro personas de edad no están en Facebook y que más de la mitad de las personas menores de 35 sí tienen cuentas. En la encuesta fueron consultados 1,004 adultos de todo el país por GfK Roper Public Affairs and Corporate Communications entre el 3 y el 7 de mayo. El margen de error de la consulta fue de 3.9 puntos.
Steve Jones, profesor de la Universidad de Illinois, de Chicago, que estudia las comunicaciones y la cultura online, dice que muchos reticentes consideran que Facebook es una carga. "Hemos incorporado las redes sociales a nuestras vidas, pero no hemos agregado horas a nuestros días", expresó. "Cuando te conectas con la internet o con Facebook, dejas de hacer otras cosas".
Jones afirma que mucha gente termina haciendo varias cosas al mismo tiempo, pero que divide tanto su atención que mantiene contactos superficiales en la red. Kariann Goldschmitt, de 32 años, profesora de música del New College de la Florida en Sarasota, se sumó a Facebook poco después de su fundación en el 2004 y dejó de usarla en el 2010, aduciendo que quería proteger su privacidad y le molestaba la forma en que Facebook alienta a que la gente comparta información personal con la red y con anunciantes. Indicó que es mucho más productiva desde que dejó de usar la red. "Era una usuaria típica, ingresando una o dos veces al día", manifestó. "Pero llegó el momento en que empecé a sentirme obligada a ingresar y dejó de ser algo divertido".
Como contrapartida, no hay dudas de que la red facilita las comunicaciones. Neil Robinson, abogado de 54 años de Washington, dice que cuando nació su sobrino, aparecieron fotos en Facebook casi inmediatamente, pero él tuvo que esperar hasta que alguien se las enviase por email porque no tenía cuenta en Facebook. Luego de resistirse durante años, Robinson ha decidido abrir una cuenta porque no quiere perder el contacto con parientes más jóvenes que usan Facebook como su principal medio de comunicación. Por cada Robinson, no obstante, hay un Edelstein, alguien que siente aversión por Facebook y prefiere los correos electrónicos y las tarjetas postales. "Prefiero que mis comunicaciones sean más personales y con gente cercana", declaró Jake Edelstein, consultor farmacéutico de 41 años, de Nueva York. "Recibir mensajes de alguien que se tomó el trabajo de escribirte a ti exclusivamente".

19 may 2012

Los riesgos de las lámparas de bajo consumo


Años atrás, las lámparas de bajo consumo se presentaban –frente a las tradicionales incandescentes– como la mejor alternativa para el cuidado del ambiente por su capacidad de iluminar más con menos energía. Sin embargo, al momento de desecharlas, igual que los tubos fluorescentes, se convierten en un problema si no son separadas de la basura y tratadas con un método especial.

“Las lámparas de bajo consumo ahorran energía, pero no ahorran contaminación”, advirtió el biólogo Raúl Montenegro, presidente de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam).
Si bien estas lámparas son muy eficientes, pocos saben que contienen mercurio, un metal pesado que se considera residuo peligroso por su toxicidad al ser liberado al ambiente cuando la lámpara se rompe o destruye.

“La exposición de corta duración a una concentración elevada de vapor de mercurio puede producir irritación de garganta, tos, dificultad para respirar, inflamación de la piel, aumento de la presión arterial, náuseas, vómitos, cefaleas y pérdida de la memoria”, enumeró María Della Rodolfa, responsable de Programas de la ONG Salud sin Daño.

Esta organización realizó una campaña para eliminar el uso de instrumentos médicos con mercurio como los termómetros y alrededor de 400 hospitales ya lo han hecho. Sin embargo, todavía no hay una disposición final segura de estos residuos, que terminan en los rellenos sanitarios o en basurales a cielo abierto, se quejó Della Rodolfa.

“El mercurio –agregó Montenegro– es un material persistente que intoxica los ecosistemas acuáticos y terrestres y que a través del aire, el suelo y el agua puede llegar a las personas. Los vertederos de basura están incorporando cada vez más lámparas en desuso con mercurio que pueden tener hasta 5 miligramos por lámpara, o tubos fluorescentes, de hasta 25 miligramos”.

Según Rosana Iribarne, del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la UBA, las lámparas de última generación tienen menos mercurio y mayor vida útil. “El problema es que el etiquetado no menciona qué cantidad de mercurio contienen y en la Argentina no se producen.”
Tampoco se indica cómo actuar si se rompe una lámpara. “No se capacita a la gente de mantenimiento para que sepa qué hacer con ellas y las almacenan en sótanos o las sacan a la calle”, destacó Iribarne, quien en 2006 elaboró un informe sobre este tema para la Secretaría de Energía de la Nación.

Por la toxicidad del mercurio, ante la rotura de una de estas lámparas se debe ventilar y abandonar el lugar al menos 15 minutos. Luego, con los ojos, la boca y las manos cubiertos, hay que recoger los fragmentos y el polvo con papel o cartón duro (no usar aspiradora ni escoba). Y colocar los desechos en una bolsa plástica, aclarando que contiene residuos de mercurio.

“El uso de lámparas de bajo consumo se impuso por ley sin considerar los riesgos sanitarios y ambientales de su rotura y descarte. Como parte de esta improvisación no se avanzó sobre la responsabilidad de las empresas, ni se organizaron sitios para la recepción de lámparas en desuso. Así, en la mayor parte del país estas son arrojadas a la basura doméstica y el mercurio es derramado en vertederos y basurales abiertos”, aseguró Montenegro

Argentina tiene establecimientos para tratar las lámparas y tubos usados, a los que recurren sobre todo empresas de autopistas y centros comerciales, ya que desechan miles por año. “Cuando tiramos una lámpara de bajo consumo contaminamos el suelo en pequeñas cantidades. Cuando son 400 millones de pequeñas cantidades hablamos de una contaminación grave y peligrosa para presentes y futuras generaciones”, concluyó Fernández Protomastro.

18 may 2012

Cuatro pasos para ordenar sus ideas


Por: Eduardo Remolins

¿Le ha pasado alguna vez que cuando busca la solución a un problema tiene muchas ideas pero no sabe cuál elegir? Con frecuencia la dificultad principal para resolver un problema no es la falta de ideas o de opciones, sino cómo organizarlas y cuál elegir. En el trabajo creativo en las organizaciones, por ejemplo, ponemos tanto énfasis en desarrollar brainstormings y otras técnicas de generación de ideas, que luego nos encontramos con una montaña de opciones pero no sabemos cómo continuar.
Jiro Kawakita, un profesor japonés de antropología cultural, desarrolló un método para sortear esa dificultad. El método se llama KJ, en su honor, aunque es también conocido como Diagrama de Afinidad. Consta de cuatro pasos sencillos y está diseñado para usarse en grupos, en el trabajo en cualquier tipo de organizaciones, desde empresas hasta escuelas. Estos son los cuatro pasos:

1. PREPARAR LAS IDEAS

Escriba cada idea que haya surgido en una nota adhesiva y ubíquelas al azar en un pizarrón o en una pared amplia y despejada. Ubique también una nota adhesiva con el objetivo general o problema que se intenta resolver, para que el equipo mantenga el foco en él.

2. CATEGORIZAR LAS IDEAS

Clasifiquen las ideas en equipo, ubicándolas en categorías que estén relacionadas con su funcionalidad, características, implementación, resultado esperado o cualquier otra forma de agrupar que tenga sentido en ese caso específico. Lo importante es separar y clasificar. Reubique las ideas que pertenecen a la misma categoría una encima de otra, de manera que se vea rápidamente cuantas ideas de cada tipo hay. Las que no encajen en ninguna de las categorías pueden dejarse por separado.

3. ETIQUETAR CADA CATEGORÍA

Vuelvan a repasar las categorías y escojan un nombre para cada una. Las etiquetas deben ser cortas y representar el tema o concepto que hay detrás de ese grupo. Por ejemplo, si estamos buscando ideas para bajar los costos de producción, podríamos tener ideas en las categorías: reducción de desperdicios, cambios de tecnologías, cambios de proveedores, etc. No puede haber dos categorías con etiquetas similares. Si las hay unifíquelas. Al contrario, a medida que avanzan en el trabajo quizás necesiten dividir algunas categorías en dos o cambiar la ubicación de algunas ideas para que encajen mejor.

4. VOTAR LAS IDEAS

El método KJ se utiliza para categorizar y priorizar ideas, es decir elegir aquellas que tienen más mérito o son más promisorias. Esto último se hace votando y hay distintas maneras de hacerlo:
  • Se puede dar a cada miembro del equipo de 3 a 5 votos para que asignen a la misma idea o varias. Las que obtienen más votos son discutidas más en profundidad y pueden seguir siendo desarrolladas.
  • Se puede discutir sobre las ideas tratando de llegar a una elección por consenso. Esta opción toma más tiempo, pero suele ser más sólida la implementación posterior.
  • Si hay muchas categorías se puede votar primero por las categorías más promisorias y luego pasar a votar por las ideas en las categorías más votadas.
Cualquiera de las opciones que tome le permitirá hacer la selección de la mejor manera posible, dados su conocimiento y el del resto del grupo.
Como ve el sistema es simple, pero ahí precisamente radica su fortaleza. Ordenar las ideas no tiene por qué ser complicado.






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